Por muchos años, la radio de amplitud modulada LU5 de Neuquén fue la única emisora del norte de la Patagonia. Un cambio en la legislación hizo posible que en los años 60 una decena de radios comenzaran a funcionar en los centros urbanos más poblados de la Patagonia. Para hechar a andar la radio, los gestores de LU 18 de General Roca convocaron a profesionales de distintos lugares del país.
Autor: Mg. Marcelo Miranda mirandamarcelofabian@gmail.com
La historia de L.U. 18 de General Roca comenzó a escribirse el 19 de octubre de 1963 cuando Mario Vasallo, Santiago Xardex y Ángel Cozzi junto a su primer director periodístico, Fernando Zárraga, ponen en el aire L.U.18 “Radio El Valle”. En aquel entonces funcionando desde la Sociedad Española de Socorros Mutuos. En 1981 traslada sus estudios a su actual emplazamiento de la calle Tucumán.[1]
La radio estaba previsto que se inaugurara el 12 de octubre de 1963, al igual que L.U. 19 de Cipolleti, pero el equipo transmisor no emitía la señal a más de 30 kilómetros, por lo que tuvo que venir un técnico de la compañía Philips para mejorar el rendimiento.
El primer asentamiento de la radio estuvo en el “Prado español”, frente a las vías del ferrocarril, por esa razón, cada vez que llegaba el tren a la estación y tocaba bocina, el sonido se colaba por los micrófonos advirtiendo a la audiencia de la llegada de la formación. Las primeras transmisiones de exteriores la realizaban con un equipo de 2 por 4 metros, por lo que era necesaria la asistencia de cuatro hombres para moverlo.
Para hacer una audición se pedían proyectos escritos que aseguraban “cierta calidad” en la programación y la “gran pelea” se daba por los minutos. Una de las audiciones más famosas fue una donde se solicitaba a la audiencia que llevara diferentes elementos a la radio, desde una mascota a una rueda de camión. Una situación graciosa se produjo cuando la consigna a cumplir era traer un canario, minutos después llego un hombre con una jaula y un canario;, detrás una mujer que le gritaba que le habían robado su pájaro. El oyente, en la desesperación por cumplir la consigna había saltado el paredón, tomado el canario de su vecina y corrió hacia la radio para así poder quedarse con el premio que eran cuatro camisas de una tienda conocida de la ciudad.
Cuando comenzó a emitir su programación, L.U. 18 tenía información cada media hora que eran armados en base a los noticieros de Radio el Mundo y Radio Belgrano, de Buenos Aires, recibidos mediante la transmisión que escuchaban en una de las primeras radios a transistores, marca Hitachi. Los informativos se grababan en cintas abiertas, se escribían en máquina de escribir y armaban guiones “porque en ese época hacíamos todo guionado” cuenta Carlos Zarraga.
A la primera convocatoria de personal asistieron más de 50 chicas y chicos que tenían que leer un “tandero” para poder apreciar sus cualidades vocales y de interpretación. De esa selección queda el plantel que formo parte del equipo de trabajo de la radio. En los años 60 todo se realizaba con guiones una práctica que empezó a cambiar porque el trabajar en radio ya no era rentable, lo que obligó a los trabajadores del medio radial a buscar segundo y terceros trabajos. “La radio ya no me permitía vivir del medio, si bien seguía manteniendo y cobrando” sentencia Carlos Zarraga.
Una familia unida a la radio patagónica
“Yo nací en una radio”[2] cuenta Carlos Zarraga al referirse a su nacimiento en Río Gallegos cuando su padre, Fernando, fue nombrado el primer director de L.U. 12, la primera radio de Amplitud modulada de la Patagonia argentina.
Por recomendación de Jaime Yankelevich, Fernando Zarraga viaja a gallegos en barco. Luego se trasladarían a Bahía Blanca para desempeñarse como jefe de informativo y relator de radioteatro en LU 2. En el 46, Carlos, teniendo cinco años, debuta en un radioteatro y comienza a recitar poemas gauchescos. Una vez que la obra se irradiaba, venia la presentación en los pueblos donde llegaba la sintonía de la radio Tres Arroyos, Pringles, Suarez y Patagones.
Una muestra del celo que existía respecto a lo que se decía en aquellos años en la radio es el relato de Zarraga. En medio del parlamento de su personaje, se equivoco al decir una palabra, caigo por “cago”, a los cinco minutos sonó el teléfono de la radio donde un funcionario del Telégrafos (en los años 50 fiscalizaban las transmisiones de radio) advirtió “es el furcio del año, pero la próxima mala palabra que diga, los suspendemos”.
Mario Bazalo, uno de los socios fundadores de L.U. 18 viajó a Bahía Blanca para encontrar personas capacitadas y empezar de cero la radio en General Roca. Tras aceptar el ofrecimiento, el padre de Carlos Zarraga, junto a su familia, se trasladan al Alto Valle de Río Negro e inician la capacitación del personal de la radio.
Para empezar a probar voces de futuros locutores se montó una oficina arriba de lo que fue el cine Roca, en Avenida Roca, entre Tucumán y 9 de julio, donde también comenzó a comprarse toda la discografía, de pasta, que sería utilizada durante la programación.
Carlos también se dedico al relato de actividades deportivas en L.U. 5 de Neuquén a la vez que oficio de representante de comunicación en gestiones de gobierno provinciales de Neuquén y Río Negro. Durante los años 90 vuelve nuevamente a hacer radio, primero en frecuencia modulada y después en amplitud modulada, pero las condiciones de trabajo había cambiando. Ahora era necesario vender publicidad e inscribirse en la dirección de rentas provincial para facturar, es decir ya no había una relación de dependencia con el medio si no que se trabajaba como autónomo. El conductor del espacio producía el productor radial pero también realizaba la venta del espacio.
El día que se cayó el piloto del avión (se tropezó con un ventilador)
Mucho de la magia de la radio se puede apreciar en la creación de escenarios para reflejar una situación en particular. Esos escenarios era hacer escuchar a la audiencia una transmisión deportiva de una carrera de autos sin muchos recursos. Una de las situaciones se produjo en una transmisión donde el equipo estaba sobre la terraza del viejo edificio del Recreo en la rotonda de ruta nacional 22 y ruta provincial 6. A falta de avión para transmitir desde el aire, los productores decidieron improvisar con un ventilador que “sonaba” como un avión.
En un momento determinado, uno de los productores encargados de prender el ventilador para simular el avión, se distrajo, con tan mala suerte que se tropezó con unos cables. Ante la situación, el relator, solo atinó a decir “se cae el piloto del avión…se cae, se cayo el piloto”. Por suerte, solamente se cayó el productor al piso y no desde el aire, pero la anécdota es una de las más famosas de Radio El Valle.[3]
La censura y el nacimiento de una radio clandestina
Corría el año 1972 con un gobierno de facto en la Argentina a cargo de Alejandro Agustin Lanusse. En un clima de creciente inestabilidad política en el que ocurrieron hechos de sangre como la Masacre de Trelew, se profundizó el accionar de organizaciones armadas clandestinas como el Ejército Revolucionario del Pueblo, Montoneros, Fuerzas Armadas Revolucionarias, mientras Juan Domingo Perón residía en el exilio en Madrid, España..[4] En la provincia de Río Negro gobernaba Roberto Requeijo, con una fuerte impronta de distribuir el poder en toda la provincia dejando a General Roca relegada, ciudad que ostentaba la hegemonía política y económica en la provincia.
La decisión de Requeijo de instalar el juzgado numero 6 en Cipolleti, cuando la circunscripción estaba en General Roca, provocó la protesta de organizaciones y vecinos de la ciudad que salieron a la calle (cerca de 2000 personas) el 6 de julio de 1972. Un millar de efectivos llegó a la ciudad para abordar la situación mientras que durante los días que duró la protesta fueron encarcelados vecinos y periodistas además de ser censurados los medios de comunicación como el diario Río Negro y L.U. 18. Ante la situación, el intendente municipal, Pablo Fermín Orejas, renuncio a su cargo por lo que fue sustituido por un hombre de confianza del gobernador.
Paralelamente se conformó una junta de gobierno local, desconociendo la intervención y emitiendo comunicados de prensa que fueron difundidos por la única radio de amplitud modulada. Para contra restar la información, fue intervenida la radio que sufrió la ocupación por cerca de 10 militares “Desde este momento por orden superior no puede emitirse informativos que tengan relación con la actividad que desarrolla la llamada Comisión municipal de vecinos ni los comunicados emanados de ella”, el texto fue leído por los directivos de la radio por orden los la intervención militar que llego para acallar la protesta vecinal. [5]
Pero la cuestión no quedó allí porque un grupo de vecinos y técnicos pusieron al aire “Roca libre”, una radio clandestina, en onda corta (1510 kilohercios), donde se continúo emitiendo los comunicados de la Comisión de vecinos. Mientras tanto, L.U. 18 pasó a emitir comunicados del interventor, mayor Naldo Dasso quien tildaba de “subversivos ajenos a la ciudad” a los organizadores de la protesta y los enfrentamientos en las calles de la ciudad.[6]
[1] Diario Rio negro 02:13 01/09/2012
[2] Zarraga, Carlos, General Roca, Rìo Negro, entrevista realizada el 5 de setiembre de 2014.
[3] La anécdota fue narrada por Carlos Zàrraga durante una entrevista con el autor. Setiembre de 2014
[4] Rapoport, Mario (2005). Historia económica, política y social de la Argentina (1890 – 2003). Buenos Aires: Planeta
[5] Spangaro, Yanina (2011) Fuenteovejuna lo ha hecho, la rebelión popular y los sentidos del rocazo. Fondo Editorial rionegrino. Viedma, Río Negro
[6] Idem cita anterior